La Habana Vieja: Dos joyas emblemáticas, la Plaza de San Francisco y la Plaza Vieja

La Habana Vieja: Dos joyas emblemáticas, la Plaza de San Francisco y la Plaza Vieja



La Habana Vieja es el corazón histórico de la capital cubana, un lugar donde se respira historia, arquitectura colonial y una vibrante vida cultural. Entre sus espacios más representativos destacan la Plaza de San Francisco de Asís y la Plaza Vieja, plazas que, aunque cercanas, tienen historias y roles propios que las hacen únicas.
Plaza de San Francisco de Asís: historia, comercio y cultura junto al mar
La Plaza de San Francisco de Asís, fundada en 1628, es una de las cuatro plazas principales de La Habana Vieja y se localiza muy próxima a la bahía, justo donde antes había caleta y mar. Originalmente, fue un espacio estratégico ligado al puerto, diseñado para facilitar el comercio y el movimiento de mercancías y personas desde los barcos que arribaban aquí.
Durante la época colonial, fue un centro dinámico de actividades comerciales y sociales: allí desembarcaban inmigrantes, se descargaban productos y se realizaban ferias y juegos tradicionales. La plaza también fue mercado público hasta que este se trasladó a otro lugar por petición de los monjes franciscanos.
En el siglo XIX la plaza se transformó con importantes construcciones como la Lonja del Comercio, la Aduana y la terminal marítima Sierra Maestra, convirtiéndose en un símbolo arquitectónico y comercial. Destaca la Fuente de los Leones, una obra en mármol blanco de Carrara creada en 1836 por el escultor italiano Giuseppe Gaggini, símbolo emblemático y decorativo de la plaza. Y no puede faltar la figura de El Caballero de París, un personaje popular que animaba las calles del lugar en los años 50.
Hoy, la Plaza de San Francisco es animada por cafés, restaurantes y boutiques, sirviendo como punto de encuentro turístico y cultural, a la vez que puerta de entrada a la ciudad desde el mar.
Plaza Vieja: el corazón vibrante de la ciudad colonial
La Plaza Vieja, situada en una de las zonas más antiguas de La Habana, tiene una historia que se remonta a tiempos coloniales y ha sido conocida con varios nombres como Plaza Nueva, Plaza Real y Plaza Mayor, reflejando su evolución a lo largo de los siglos. Originalmente fue un mercado público, especialmente activo después de que el mercado de San Francisco se trasladara allí en el siglo XVII.
Esta plaza destaca por su arquitectura colorida y ecléctica que mezcla estilos barroco, neoclásico y art nouveau, con numerosas casonas restauradas que ahora albergan cafés, galerías y tiendas. Es un espacio dinámico donde se celebran eventos culturales, ferias artesanales y actividades al aire libre que atraen tanto a locales como a turistas.
En el centro de la Plaza Vieja sobresale una fuente barroca rodeada de bancos, un lugar ideal para descansar y contemplar la vida citadina que la envuelve. La plaza ha sido un eje importante en la vida social, política y cultural de La Habana desde la colonia hasta hoy, manteniendo su esencia como punto de unión y encuentro ciudadano.
Ambas plazas son esenciales para comprender la historia y la cultura de La Habana Vieja, ofreciendo una experiencia única donde el pasado y el presente se entrelazan en calles adoquinadas y rincones llenos de vida.